Durante toda la pandemia de covid-19, sobre todo tras el decaimiento del estado de alarma, hemos oído demasiados llamamientos a la responsabilidad individual, apelando a la prudencia y al “sentido común” de los ciudadanos. También en otros países como Reino Unido o Estados Unidos, incluyendo un significativo mensaje del presidente Joe Biden: The choice is your’s.
Estos mensajes se han redoblado desde el importante repunte de casos en los grupos de población más jóvenes, en buena parte asociados a actividades de ocio que –a veces bajo eufemismos como “viaje de estudios” o “viaje de fin de curso»– combinan masificación, consumo de alcohol y no demasiado «sentido común”.
La responsabilidad individual como solución a la pandemia
Nadie duda de que la responsabilidad individual (el sentido común de las personas para hacer lo correcto) es siempre importante. Pero este renovado énfasis en la responsabilidad individual como solución a la pandemia tiene dos importantes riesgos que se retroalimentan entre sí. El primero, sugerir que los problemas derivan fundamentalmente de la ausencia de responsabilidad individual y buen juicio de los ciudadanos. El segundo, poner el énfasis en lo que la gente debería hacer por si misma, diluye el énfasis en lo que los gobiernos deben hacer.
Desde esta perspectiva “individual”, mantener la distancia, ventilar los espacios colectivos, mantener aforos limitados, vacunarse, aislarse en caso de positividad o sospecha, evitar el contacto con personas vulnerables, etcétera, sería, sobre todo, un problema de decisiones propias: las soluciones a la pandemia estarían en las manos de cada uno de nosotros.