El sistema de pensiones es perfectamente sostenible a largo plazo, pero para abordar el problema «coyuntural» que supondrá la jubilación de la muy numerosa generación nacida entre 1960 y 1975 hay dos soluciones: o un ajuste a la baja en su pensión, o que las «paguen todos» los ciudadanos a través de impuestos. Así lo planteó este miércoles el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, que pidió una «reflexión» y se mostró convencido de que la nueva normativa sobre pensiones debe contemplar este factor «generacional» para que el sistema se mantenga.
Las declaraciones de Escrivá se produjeron en la comisión del Pacto de Toledo del Congreso, donde el ministro acudió a presentar la primera parte del acuerdo de las pensiones alcanzado con patronal y sindicatos, cuya tramitación aprobó iniciar este martes el Gobierno. Este primer pacto debía de haber sido fuente de buenas noticias para el Ejecutivo, ya que incluye medidas como la vinculación de las pensiones con el IPC por ley. Pero se ha visto empañado por el anuncio de Escrivá de que el nuevo mecanismo de solidaridad intergeneracional puede conllevar una pequeña reducción de la pensión de la generación del baby boom.
La semana pasada, el ministro planteó que los nacidos entre 1960 y 1975 deberán asumir «un pequeño ajuste en su pensión» o, en su defecto, trabajar más tiempo para compensar que la generación que viene inmediatamente por detrás de la suya es mucho menos numerosa. Y este miércoles, tras varios días de matizaciones, fue mucho menos explícito, pero trasladó el mismo mensaje. «En su caso, si hubiera que hacer llegar nuevas fuentes de financiación al sistema […] la disyuntiva es si se paga con impuestos, que los pagan todos, o podría contemplarse la posibilidad de establecer mecanismos más selectivos», apuntó Escrivá.
Este, insistió el ministro, debe ser «un elemento de reflexión muy importante que trasciende» el mero ámbito de las pensiones. «Tenemos unas generaciones de jóvenes que tienen un nivel de precariedad y una tasa de desempleo muy superior a los de la mía, que además es una generación que no es muy ancha y que, como todos los ciudadanos hacemos, tendrá que afrontar el mantenimiento del Estado del bienestar», argumentó Escrivá. Y el titular de Seguridad Social sostuvo que las «políticas públicas» que se diseñen a partir de ahora deben tener en cuenta este factor «generacional» para no cargar demasiados costes sobre un colectivo más precario y menos numeroso.
En cualquier caso, Escrivá defendió que este nuevo mecanismo de equidad intergeneracional que negociará con patronal y sindicatos hasta noviembre supone evitar que las pensiones se reduzcan hasta en un 40% en las próximas décadas, como hubiera provocado el factor de sostenibilidad aprobado por el PP al que este nuevo mecanismo sustituye. «Lo que hemos acordado con los agentes sociales es exactamente que [el nuevo mecanismo] empiece a funcionar a partir de 2027, que es cuando empieza el incremento» de jubilaciones anuales porque empiezan a retirarse masivamente los nacidos a partir de 1960.
El retraso de la edad efectiva de jubilación
Escrivá también defendió durante su intervención las medidas pactadas con los agentes sociales para penalizar las prejubilaciones y bonificar el retraso de la edad de retirada, aunque siempre de forma «voluntaria», como se esforzó en señalar en varias ocasiones el ministro. «El problema de España es que tiene un mercado laboral con poca gente trabajando a partir de los 55 años: entre 55 y 64 años estamos dos puntos por debajo de la media de la UE, y a partir de 64 años, cuatro puntos», explicó Escrivá, que recordó que el nuevo acuerdo ofrece cheques de hasta 12.000 euros para las personas que trabajen más allá de la edad a la que tienen derecho a jubilarse.
Eso sí: para el titular de Seguridad Social, lo que debe quedar claro es que el sistema de pensiones, con las reformas pactadas y que han comenzado a tramitarse, es sostenible. «España está por debajo en nivel de gasto en pensiones que la mayoría de los países con sistemas similares al nuestro, y tenemos cotizaciones sociales más altas que nuestro entorno», recordó Escrivá. Y resaltó que el nuevo sistema expulsa los «gastos impropios» que los diferentes Gobiernos han cargado a la Seguridad Social, lo que libera al sistema de un importante lastre para su sostenibilidad.